Volviendo a navegar por estos lares

hoy al mirarme al espejo un sudor frío ha recorrido mi frente, he criado estar cerca de presenciar mi final. Siendo sincero he hecho cosas muy malas. He robado, he matado y he vendido la confianza de mis amigos. Me gustaría saber que hubierais hecho en mi lugar teniendo que alimentar a 3 hijos y sin un puto duro. Ahora soy un tío importante en mi ciudad, y aunque me haya costado la vida de 2 de mis hijos no podría decirse que este arrepentido, quizá si este un poco afectado por estas muertes pero esto no implica que, aun no estando orgulloso de ello, puedo asegurar que volvería a hacerlo.

Me pongo mi traje de seda y salgo a la calle con mi pistola en la cintura, después de todo no sabes donde esta la persona que te pegará un tiro. Me pongo mi chaleco de kevlar y salgo a la calle; Allí me espera un coche con dos hombres que se encargarán de protegerme. Suena a chiste pero cuando les miro, entiendo por que se les llama vulgarmente “gorilas” y a esto he de añadir que tienen una cantidad asombrosa de similitudes con estos simios. Me subo al coche y me llevan a un edificio muy lustroso.

Al llegar allí miles de personalidades importantes me saludan, miradas vacias, para las que poca o ninguna importancia tiene mi vida. Todos me lamen el culo incluso el presidente yo saludo y asiento con la cabeza mientras ellos sonríen como gilipollas. Nos acercamos a una mesa con un desayuno suculento como no lo había comido nunca.

Pasa un rato y mientras todos comemos y reímos un escalofrio recorre mi cuerpo, entonces se que a llegado el momento, miro a la ventana y veo un francotirador que me sonríe. Eso será lo ultimo que vea...

“Nos acercamos a una mesa con un desayuno suculento como no lo había comido nunca y nunca lo volveré a comer.”