TRUÑUSCULO

Publicado por Cristian | | Posted On miércoles, 25 de noviembre de 2009 at 8:47

Hola,tras mucho tiempo sin actualizar hoy he decidido rscribir algo,si bien no sabia que. Con el reciente estreno de Luna nueva, la adaptación al 7º arte de la saga crepusculo escrita por Stephenie Meyer(en concreto la segunda novela de las cuatro existentes), comenzo a pasar por mi hace unos dias que igual se merecia un voto de confianza.

A si que como os cuento me he decidido a leer "Luna nueva" y despues de bajarme el ebook,aunque la pirateria me parece despreciable, he conseguido leer 3 paginas. y ¿Cual creeis que ha sido mi sorpresa al comenzar su lectura? Mi sorpesa ha venido a mis ojos nada mas comenzar el amago de lectura. Lo que ha pasado es muy facil de resumir y es que, si ya tenia una predisposicion a pensar que iba a ser insufrible empiezo a leer y me encuetro con una protagonista que parece llevar "No rigo" escrito en la frente.

Digo esto porque cuando empiezo a leer me encuetro con frases como "Mi vida no importaba,solo el, Edward" y muchas mas frases que me han hecho pensar que iba a contraer la diabetes si seguia leyendo. Las frases estaban tan azucaradas que harian levantarse de su tumba y vomitar a cualquier persona. Solo pensar que todo el "culebrón" seria asi me ha hecho dejar el libro y plantearme las siguientes preguntas:
¿Existen mujeres con unos objetivos tan efimeros en la vida como tener como unico objetivo lograr la compañia de su amado?
¿A la gente realmente le gusta la idea de someterse completamente a su pareja?
¿Como ha llegado esta novela a ser uno de los libros mas vendidos de esta generacion?
¿Cual sera la clave de su exito?
¿Como puede la gente desdeñar las novelas graficas y comprar semejante morraya?
y por ultimo una muy personal: ¿Como no se le cae la cara de verguenza a la autora despues de apoyarse en topicos sexistas?

Sin nada mas que añadir me despido queriendo dejar claro que esto es unicamente mi opinion y que quiza a otra persona le pueda gustar; no por mi opinion tiene que dejar de leerlo.

Cristian López Mateos